¿Fin de los tours de compras? Celulares más baratos en Argentina y el lento camino hacia la convergencia con Chile

POLÍTICA

El Gobierno busca bajar el precio de los electrónicos eliminando impuestos. ¿Qué tan cerca estamos de los valores internacionales?

Durante años, la brecha de precios entre Argentina y países vecinos como Chile hizo que miles de argentinos aprovecharan cada viaje —o directamente organizaran uno— para comprar celulares, notebooks o televisores a valores más accesibles. Pero ahora, el Gobierno nacional promete cerrar esa diferencia: comenzó a desmantelar progresivamente el esquema de aranceles e impuestos internos que encarecen los productos electrónicos importados.

La medida, anunciada como parte del programa de desregulación económica del oficialismo, contempla una reducción paulatina del arancel de importación (hoy en 16%) y del impuesto interno (19%), hasta llegar a una eliminación total en enero de 2026.

El caso testigo: iPhone, más cerca pero todavía lejos

La diferencia actual sigue siendo significativa. Un iPhone 16 Pro de 128 GB, que en Chile cuesta unos $1.405.000 argentinos, en nuestro país se vende a $2.599.999. Pero si se cumplen las proyecciones oficiales, ese precio podría bajar hasta un 19% en los próximos meses.

Según MacStation, el mismo modelo bajaría a $1.727.823 al contado en enero de 2026, lo que significaría un ahorro de casi $400.000 respecto del precio actual.

Aunque todavía quedaría una diferencia de más del 20% respecto de Chile, sería mucho menor a la brecha actual, que en algunos modelos llega al 60%.

Otros modelos: las brechas siguen, pero se achican

  • Un Samsung Galaxy A16 5G cuesta en Chile el equivalente a $207.000, mientras que en Argentina se ofrece a $398.000.

  • Un Moto Edge 50 Fusión de 256 GB cuesta $317.000 en Chile y $665.000 en Argentina.

  • Un Huawei P30 Pro apenas supera los $491.000 del lado chileno, y se vende a $501.000 en Argentina: una diferencia mínima que indica que ciertos modelos ya están cerca del equilibrio.

Esto sugiere que la política de aranceles no impacta igual en todas las marcas ni segmentos: en los celulares de gama alta es donde la brecha es más notoria, mientras que en gamas media y baja, la distancia es menor o casi inexistente.

¿Un adiós definitivo al “tour de compras”?

Por ahora, no. Si bien el anuncio del Gobierno abre la puerta a una equiparación paulatina de precios, el impacto será lento. La reducción arancelaria completa se dará recién en 2026, y todavía persisten otros costos que distorsionan los precios, como la alta presión tributaria, la inflación local, la volatilidad cambiaria y los márgenes de comercialización.

A esto se suma que muchos argentinos, cuando cruzan a Chile, compran al tipo de cambio paralelo, lo que hace aún más conveniente el negocio informal del “duty free cordillerano”.

Además, las franquicias aduaneras siguen vigentes: cada viajero puede ingresar con bienes por un valor limitado (hoy de USD 300 por vía terrestre y USD 500 por vía aérea, sin pagar aranceles).

Más competencia, menor precio

La medida podría tener un efecto indirecto potente: al permitir el ingreso de productos más baratos del exterior, las marcas que ensamblan o fabrican en Tierra del Fuego podrían verse obligadas a bajar sus márgenes para no perder mercado.

Esto abre un nuevo capítulo en el debate sobre el régimen de promoción industrial fueguino, que históricamente funcionó como una protección a la producción local, pero que también fue criticado por encarecer artificialmente los precios.

Conclusión

Si bien el anuncio del Gobierno no implica un cambio inmediato, marca una tendencia clara hacia una mayor apertura y convergencia de precios con los mercados internacionales. El objetivo declarado: que comprar un celular en Argentina ya no implique pagar el doble.

Pero para que eso ocurra, no alcanza con tocar los aranceles. Hace falta estabilidad macroeconómica, transparencia en la cadena de distribución, y sobre todo, políticas de largo plazo que no cambien con cada gestión.

Hasta entonces, el tour de compras seguirá siendo tentador para quienes tengan la posibilidad de cruzar la cordillera con la valija medio vacía.