La política exterior de Milei debilita el respaldo internacional al reclamo argentino por Malvinas.

POLÍTICA

La histórica causa argentina por la soberanía de las Islas Malvinas enfrenta hoy un contexto internacional adverso. La política exterior impulsada por el presidente Javier Milei, marcada por una baja participación en foros internacionales y posturas controversiales, ha generado inquietud en organismos clave para el respaldo diplomático argentino.

Ante esta situación, el Gobierno nacional ha instruido a sus embajadores a redoblar esfuerzos diplomáticos en sus destinos para sostener y promover el reclamo de soberanía sobre el archipiélago. Sin embargo, recientes episodios reflejan los desafíos que enfrenta esta estrategia.

Un episodio diplomático insólito

Uno de los casos más comentados fue el del embajador argentino en Etiopía, Juan Ignacio Roccatagliata, quien se vio envuelto en una polémica tras aparecer en una fotografía junto a su par de Guinea Ecuatorial, Miguel Ntutumu Evuna. La imagen fue difundida poco después de la visita a Buenos Aires de Orlando Cartagena Lagar, líder en el exilio del movimiento independentista de la isla africana de Annobón.

Annobón declaró unilateralmente su independencia en 2022, aunque en los hechos sigue siendo una provincia controlada por el régimen de Teodoro Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial desde 1979 y considerado uno de los dictadores más longevos y autoritarios del mundo.

Durante su visita, Lagar se reunió con legisladores libertarios, y desde ese espacio se difundió la idea —luego desmentida por el propio Lagar— de que Annobón buscaba ser anexada por Argentina. La interpretación fue celebrada por sectores libertarios como una supuesta expansión territorial hacia África, planteando incluso la noción de una Argentina “tricontinental”.

La reacción en redes sociales no se hizo esperar: Roccatagliata fue blanco de burlas y críticas al punto de cerrar su cuenta en X (ex Twitter), aunque su presencia en la red era mínima. Paralelamente, medios críticos al oficialismo sugirieron que el Gobierno argentino avalaba la dictadura guineana, lo que fue desmentido por fuentes oficiales.

Según revelaron fuentes diplomáticas a Clarín, Roccatagliata actuó bajo instrucciones del vicecanciller Eduardo Bustamante. Tras la protesta de Guinea Ecuatorial por la visita de Lagar, el embajador argentino debió reunirse con su par guineano para reafirmar el principio de integridad territorial, aclarar que Argentina no respaldaba el separatismo de Annobón y, de paso, solicitar apoyo para el reclamo argentino sobre Malvinas.

La embajada en Addis Abeba, sede de la Unión Africana —organismo clave que agrupa a 55 países— es estratégica en la diplomacia argentina. Fue abierta durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y es una pieza clave en la construcción de apoyos en el continente africano.

Preocupación ante la ONU y la OEA

El 18 de junio, el canciller argentino Gerardo Werthein tiene previsto asistir a la reunión del Comité Especial de Descolonización de la ONU (C24), luego de su gira por Israel junto al presidente Milei. También se avecina la Asamblea General de la OEA, que se celebrará del 25 al 27 de junio en Antigua y Barbuda.

Si bien el año pasado la Argentina logró una resolución favorable sobre Malvinas en la OEA, el respaldo se logró tras un arduo trabajo diplomático. La preocupación actual es que, en un contexto de menor presencia y protagonismo argentino, ese apoyo pueda debilitarse.

Uno de los factores que complican el panorama es la política exterior de Milei hacia países clave del C24, como Cuba. En octubre de 2024, tras el voto argentino en la ONU a favor de levantar el embargo a Cuba —una posición tradicionalmente sostenida por todos los gobiernos—, Milei desautorizó públicamente a su canciller Diana Mondino y tildó de “traidores a la patria” a los diplomáticos involucrados. La votación, que fue coordinada por funcionarios cercanos a su entorno, generó tensiones internas y externas.

La postura crítica del Gobierno hacia organismos regionales como la CELAC, donde ha enviado funcionarios de bajo rango con discursos antisistema, también ha generado malestar. En las últimas cumbres, Argentina se ausentó o no firmó declaraciones conjuntas, lo que debilitó su rol como promotor del reclamo por Malvinas en la región.

Un contexto diplomático adverso

Además de Cuba, otros países miembros del C24 como Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Rusia y varios estados africanos han expresado malestar por el alineamiento de Milei con figuras como Donald Trump y Benjamín Netanyahu. El apoyo argentino a Israel durante su ofensiva en Gaza, ampliamente condenada por la ONU, ha tensado aún más las relaciones con naciones que tradicionalmente votaban a favor del reclamo argentino.

En este escenario, Argentina cuenta con un respaldo anticolonialista histórico por parte de muchos países del C24, lo que podría sostener el apoyo a pesar de las diferencias políticas. No obstante, la fragilidad diplomática se acentúa con la designación de funcionarios sin experiencia multilateral en roles clave, como el encargado de la misión argentina ante la ONU, Francisco Tropepi, quien también mantiene responsabilidades en Israel.

A ello se suma la incertidumbre en torno al futuro de la Secretaría de Malvinas. La desconfianza del canciller en su titular, Paola Di Chiaro, podría derivar en su exclusión de la próxima reunión del C24 y en el eventual descenso jerárquico del área, que podría pasar a ser una subsecretaría.